El hórreo principal de la Casa del cura de Oliveira data de finales del siglo XIX y destaca por un detalle peculiar. En la parte superior de su silueta, en el lado opuesto a la cruz tan característica de los hórreos gallegos, podrás observar una pieza distintiva coronando el remate: es el bonete del cura que, en su día, encargó la construcción del hórreo para dar servicio a la que sería su vivienda.
Los hórreos son los reyes de la arquitectura rural gallega. Su función es la de almacenar la cosecha bien ventilada y poniéndola a resguardo de insectos, aves o roedores.
La restauración de este hórreo de 1893 se ha llevado a cabo respetando sus materiales originales, lo que hace que conserve todo el encanto de la arquitectura popular gallega.
Además del hórreo original de la Casa del cura, muy cerca de la piscina encontrarás otro más sencillo también con su silueta de sabor a Galicia integrándose con armonía en el paisaje.