Portugal está a menos de media hora de la Casa del Cura de Oliveira. Si te apetece cruzar la frontera, podrás ir y venir en una mañana, aunque te recomendamos que te quedes a comer un buen bacalao de alguna de las más de mil maneras de cocinarlo de las que se enorgullece el país vecino.
La población más cercana es Valença do Minho, una villa amurallada muy visitada por los españoles para hacer compras a buen precio. Las callejuelas de su casco antiguo están llenas de tiendas en las que se nos ofrecen, sobre todo, productos textiles, tanto para vestir como para el hogar. La tradición manda echar un vistazo a sábanas y toallas, pero podrás encontrar muchos más artículos con una excelente relación calidad-precio.
Situada justo en frente de Tuy. Ambas localidades, separadas por el río Miño, forman una eurociudad desde el año 2012. Pero la Historia nos cuenta que no siempre han sido poblaciones amigas. De hecho, la fortaleza se construyó por orden del rey Don Sancho I de Portugal como defensa tras la ruptura del matrimonio de su hija Teresa con Alfonso IX de León. Los cinco kilómetros de perímetro amurallado se elevan sobre el Miño ofreciendo numerosos miradores desde los que fotografiar el paisaje con vistas al río.
Las empedradas callejuelas del casco antiguo te llevarán hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles, que data del siglo XIII. Estarás muy cerca de la Pousada de S. Teotonio, donde puedes reponer energías tomando un café con unas vistas privilegiadas en un entorno tranquilo y agradable.
Si realizas tu visita un miércoles, verás que la zona nueva es un constante ir y venir de gentes con bolsas de colores. Es día de feria. Cientos de puestos de vendedores ambulantes se instalan hasta media tarde en una esplanada próxima a la entrada en Valença. Ropa muy económica, cestos de todas las formas y tamaños, frutas y verduras de proximidad, loza, flores, maletas, menaje del hogar, todo cabe en la feria de Valença.
Aunque el navegador te llevará por el puente nuevo, te recomendamos que te acerques al puente de 1884 que antaño hacía las veces de frontera. Se puede recorrer a pie por las pasarelas laterales para contemplar el Miño de cerca. Si te animas a hacerlo, es muy probable que te encuentres a algún peregrino. Estarás en el camino portugués de Santiago. Por su diseño de piedra con celosías de acero, la creencia popular le atribuyó la obra a Eiffel o a sus discípulos, pero lo cierto es que fue un ingeniero riojano, Pelayo Mancebo y Ágreda, quien lo proyectó.
¡Ah! Y no abandones Valença sin pasar por una panadería para llevarte a la Casa del Cura de Oliveira unas “natas”, dulces típicos portugueses, y unos panecillos deliciosos. Te aconsejamos que combines los redondos más comunes con otros llamados “pão de bico” por sus picos en los extremos. Estos últimos se conservan mejor que los redondos si quieres tomarlos en el desayuno.
Esperamos que regreses a España habiendo pasado un día de buenas compras, con fotos bonitas y llevándote agradables recuerdos de Portugal.